Febril y secreto, tu sexo
alumbra mi divertimento
y enarbola todo sustento,
enrabieta los sentidos,
apasiona el goce y el tiempo.
Tu sexo se envalentona
bajo su rúbrica valiente
y no cabe ningún lamento,
ni limita a la historia.
Tu sexo tiene ínsulas vírgenes,
clama la vida iluminada
con su luz pública y templada.
Se engalana dulce amante
y recrea cada instante
hasta el último a la callada.
Su silencio grita y me clama,
la voz del arriero proclama,
tu sexo como su estandarte
toda pasión ha de crearte,
y yo, fuego, con mis aperos,
por arar tierra, he de ararte.
Ilusionante, febrilmente enamorado, querible y amado, sencillamente entretenido en las olas de la mar que desborda nuestro amor. Tu sexo me da alas para ser mujer y abastece de sentidos mi cuerpo ávido de ti. Te quiero
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