Sí, tu hija va a volver a ser madre, y tú, amada mía, vas a ser abuela de nuevo y a mí que me acompaña la "abuelía" contigo...
Y heme aquí, echándote de menos y compartiendo esa sensación... esa mágica sensación. Abuelos... uf...
Tu Eva, tu niña tiene un ser dentro, muy dentro, muy dentro del alma y de su corazón...
Y aquí, que he escrito este poema... para Eva, Fontecha... de los Fontecha...
Agosto naciente, que todo sea muy rapidito y bien, esa hermosura del misterio de la naturaleza...
NACER…
NACIENDO
A Eva Fontecha
Y pensar que
nacerá de muy poco,
y que será
muy poco.
Y regresará
al mundo haciendo ruido,
tras
batallar nubes de tormenta,
volcán de
abruptas luces
y espirales
cavidades.
Hinchando su
cálido hogar,
oquedad que
se desvanecerá
para dejar
todo en su sitio.
En un paraje
suspirando,
en un
suspiro de llanto,
llanto,
llanto, llanto…
cuanto más
llanto, más hermoso canto,
y de
lágrimas, entretanto,
alzar voces
de alegría,
esbozar un
dolor adolorido,
cubierto de
un mágico manto rojo,
que dio
vida, que selló una vida,
que
certificó un mundo.
¡Ah, envidia
de hombre!
¡Ah, envidia
de ser mujer!
Envidia que
procurar no puedo,
que vida no
puedo tener en mí,
triste
envidia por ti,
mujer.
Ah, primer
nombre de mujer,
que abrió
sus puertas al futuro,
con santo y
seña a un nuevo mundo
en
rememorado salvador.
Ya viene, ya
llega,
no se hace
esperar,
no te hagas
esperar,
no te
atosigues,
empuja de
imaginación,
admira este
mundo con pasión,
y llega,
mira y proclama
la vida, al
fin te llama.
Paco Velázquez
4 de agosto 2013