Di al viento que te amo,
que acaricio el atardecer de tus días eternamente,
apasionadamente.
Y déjame crear con tu piel,
el mejor poema de mi repertorio.
Hazme poeta,
mayusculando el amor en besos aspirados,
para que retoñe en rimas,
asonancias
y juego de palabras.
Hazme vida
con brotes de tu alma,
mecida por olas apasionadas,
entre mirada y mirada.
Escucha mi voz cual rio que brota de la montaña,
naciendo entre soledades.
Ahora es el minuto en que mis ojos se transforman en
cristal,
a partir de este instante,
es cuando las
palabras son tragadas por el silencio.
Y me cubro con tus manos para no morir en el intento,
arrancando las raíces que me fijan a este suelo.
Ve,
marcha en este lapsus de tiempo,
no mires atrás.
Que no es más grande tu amor por perderme en el camino,
si no has aprendido a cuidar de mis sueños.
No veo más allá de mis lágrimas,
el sol dejó de calentar al no percibir tu piel.
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