Los versos se entretienen en tus labios,
paladean el enamoramiento,
se deslizan en caricias enarboladas
y alimentan los amaneceres del deseo.
Porque tomo tus besos y los proclamo,
mientras parpadeas en mi boca
plácidos y juveniles azahares,
descubiertos y abiertos
en sinfonía floral.
Recóndito labio
que ansía la mordida frugal,
en apasionamiento tumultuoso,
que aglutina el goce enaltecido
de embravecidos zafires.
Boca que espera ilusionante tus besos, labios expectantes de su momento...
ResponderEliminar